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El médico que inventó la cirugía Tommy John sigue prolongando carreras


Actualmente, existen 366 lanzadores entre todos los jugadores en un roster activo de 40 hombres en Grandes Ligas. Si no fuera por el doctor Frank Jobe, el número de lanzadores en los rosters de Grandes Ligas sería reducido aproximadamente en un 25 por ciento.
El cirujano ortopédico y ex médico de los Dodgers de Los Angeles concibió el procedimiento revolucionario, conocido como cirugía Tommy John, que restablece la función al codo de un lanzador tras la falla de un ligamento crítico. Nombrada tras su primer paciente, la cirugía es ahora rutina en el mundo de medicina del béisbol y ha claramente prolongado las carreras de numerosos pitchers en todo el mundo. Por esa razón, Jobe recibió un reconocimiento especial por sus contribuciones al béisbol, durante la presentación de premios en el Salón de la Fama del Béisbol de Cooperstown, N.Y.
"Cuando se considera que casi uno de cada cuatro lanzadores activos en Grandes Ligas ha sido sometido a la cirugía Tommy John, no creo que haya alguien que haya cambiado el panorama de un deporte más de lo que Frank Jobe ha hecho por el béisbol", dijo el doctor Neal ElAttrache, socio de Jobe durante muchos años en la Kerlan-Jobe Orthopaedic Clinic de Los Ángeles y su sucesor como médico de los Dodgers.
Durante la presentación en el Salón de la Fama, Jobe fue acompañado en el escenario en el Doubleday Field por John, su paciente y amigo. En las recepciones vespertinas, Jobe fue rodeado por su familia, incluyendo su esposa, Beverly, junto a sus hijos y nietos. Las leyendas del Salón de la Fama se presentaron ante él, felicitándolo y agradeciéndole por todo lo que ha hecho por el béisbol.
Generaciones de cirujanos que han sido entrenados bajo la supervisión de Jobe, junto a otros colegas en la medicina deportiva y colaboradores de investigación, viajaron de todas partes del mundo para mostrarle su admiración a un hombre cuya influencia, creen ellos, trascendió el ámbito de la medicina deportiva a simplemente el ámbito de los deportes. Entre ellos estaban médicos de equipos profesionales y universitarios de béisbol, organizaciones de fútbol americano y baloncesto, junto a otras que tratan atletas recreativos, de preparatoria y juveniles.
El doctor Teruhisa Mihata, un cirujano de hombre y codo que también conduce estudios de biomecánica, viajó desde Osaka, Japón, para honrar al mentor con quien estudió durante 10 años en Estados Unidos. Incluso el ex pitcher de los Dodgers, Chan Ho Park, estuvo presente para ver a su ex médico ser reconocido.
La reunión de gente apoyando en Cooperstown a Jobe fue un reflejo de a cuántas vidas ha tocado en los mundos del deporte y la medicina. Considerando que el término "medicina deportiva" apenas comenzaba a usarse en la época de la cirugía de John en 1974, la trayectoria del ahora famoso procedimiento de Jobe ha seguido aquel de la medicina deportiva moderna; los conceptos remotos alguna vez asociados solamente con atletas de élite ahora son familiares para atletas de todas las edades y niveles de habilidades.

El camino de Jobe

Quizá nunca hubiera ocurrido. Jobe no tenía aspiraciones de ser doctor. Él creció en Greensboro, N.C. y jugó un poco de béisbol cuando era niño. "No era muy bueno", dice. Poco sabía que su vida lo ligaría para siempre con este deporte.
Frank Jobe
LUIS DIAZEl Dr. Frank Jobe habla durante su homenaje en Cooperstown.
Él se enlisto en el Ejército a los 18 años y fue ubicado en la División 101 de Asalto Aéreo, donde fue asignado al abastecimiento médico. Además de preparar provisiones para los equipos médicos y hacer uso de sus habilidades para escribir a máquina ("Llevaba bien los registros"),
Jobe pasó una cantidad considerable de tiempo observando a los equipos de cirujanos que él apoyaba y frecuentemente les echaría una mano mezclando medicinas. Los doctores le preguntaron qué haría cuando saliera del servicio y él no tenía idea. Después de todo, no había ido todavía a la universidad. Cuando le sugirieron que fuera doctor, él estuvo de acuerdo.
Cuando volvió a casa, él acudió a Riverside College, luego se inscribió a la escuela de medicina en Loma Linda University. Tras algunos años de práctica privada, Jobe comenzó una residencia en ortopedia en USC. Fue ahí donde conoció a su socio.
El doctor Robert Kerlan era un médico tratante en USC mientras que Jobe era un residente. Cuando Kerlan invitó a Jobe para que le uniera en la práctica en 1965, Jobe orgullosamente señala que llegaron a un acuerdo con un apretón de manos. El primer paciente de Kerlan atendido por Jobe fue el entonces pitcher de los Dodgers, Johnny Podres. Fue el inicio de la práctica de Jobe en la medicina deportiva y su introducción a los Dodgers.
Menos de 10 años después, él realizaría una operación a otro pitcher de los Dodgers, alguien llamado Tommy John.

El origen de la cirugía

En 1974, John pensó que sus días sobre la lomita se habían acabado. En un partido contra los Expos de Montreal el 17 de julio, con corredores en primera y segunda y Hal Breeden en el plato, John realizó un lanzamiento que ni siquiera estuvo cerca de aterrizar en el plato. John dijo acerca de ese momento: "Sentí un dolor como nunca ante lo había sentido".
Jobe vio el lanzamiento descontrolado y a John con mucho dolor. Él examinó a John en el vestuario inmediatamente después y vio algo que lo alarmó.
"Yo no podía abrir su codo a un ángulo de 45 grados, y pensé que el ligamento colateral cubital se había destrozado", dijo Jobe. "En esa época, se conocía a la lesión como 'lanzar hasta acabar con el codo' y a los peloteros se les enviaba a casa. Y no regresaban".
En esa época, si una lesión seria amenazaba el codo de lanzar de un pitcher, él era muy probablemente reemplazado la temporada siguiente. Como dijera John, "Estabas arruinado después de las cirugías". Desapareciendo en el horizonte, con cuerpos lesionados y sueños arruinados, sin ser capaces de ver que sus carreras se desarrollaran como ellos las habían visualizado, ellos solamente podían observar cómo llegaban los siguientes prospectos que tomaban sus lugares. Tristemente, muchos sentían que todavía tenían béisbol en ellos. Todavía no eran hombres viejos, ni siquiera para los estándares atléticos, pero su inhabilidad para controlar consistentemente la ubicación o la velocidad de la pelota los dejaba sin opciones para lanzar. La mayoría aceptaba su destino y se rendían ante la mano que se les había jugado a sus cuerpos.
Tommy John no lo aceptó tan fácil. Primero, Jobe intentó poner el codo en una férula durante ocho semanas, esperando que la cicatriz se formara y permitiera que John lanzara. John podía lanzar, pero solamente al 75 por ciento de lo normal. Él intentó forzarse y lanzar con el dolor, pero el brazo simplemente no cooperaba. Él recurrió a Jobe, quien inicialmente le había dicho que no había nada más qué hacer. John respondió diciéndole a Jobe que no quería que su carrera se terminara. Él no quería que lo enviaran a casa. Dijo, "Doctor, usted tiene que inventar algo".
Jobe pensó acerca de eso y se preguntó si podía imitar lo que hacía su colega, el doctor Herb Stark, un cirujano de manos, hacía con implante de tendones para reestablecer funcionalidad de dedos con sus pacientes. Stark removería un tendón del antebrazo de un paciente y lo movería hacia la mano. Jobe se preguntó si él podría remover el mismo tendón y ponerlo donde el ligamento dañado solía estar, para reestablecer la estabilidad en el codo.
Tommy John Dodgers
VICTOR TRINIDADTommy John ganó 288 juegos en MLB, 164 de ellos luego de pasar por la cirugía que lleva su nombre.
Él le ofreció esto a John como una opción, pero le advirtió que no se creara muchas expectativas: "Le dije que era una oportunidad de 1 de cada 100 para que funcionara".
Pero la respuesta de John fue optimista: "Le dije que la posibilidad de 1 de cada 100 es mejor que no tener ninguna posibilidad. Y sin la cirugía, no tengo ninguna posibilidad".
Por más escalofriante que parezca el someterse a un procedimiento que nunca antes se ha intentado, John no estaba tan nervioso como dos años antes. En 1972, John tuvo su primera cirugía en el codo y temía que él nunca recuperaría su nivel. Se sometió a un procedimiento para remover fragmentos de hueso y reparar los flexores, un grupo de músculos que doblan la muñeca y permiten controlar el agarre.
El procedimiento fue un éxito, y John volvió a lanzar en 1973. Pero John no tenía confianza en su codo, algo de lo que se dio cuenta durante el entrenamiento primaveral luego de que tuvo un alegato vergonzoso en respuesta a los cuestionamientos frecuentes acerca de su salud. Jobe vino al rescate de John con un simple consejo.
"Él me dijo, 'Te puedo decir que tu codo ya sanó; físicamente, no hay nada mal. Pero es todo lo que puedo hacer. Nadie excepto tú puede convencerte de que tu codo está en buen estado'", dijo John. "Y luego me hizo click. Lancé bien al día siguiente y nunca volteé hacia atrás".
Esa experiencia le dio a John no solamente la confianza en su codo, pero también la confianza en su cirujano. Él necesitó de ambas en 1974, cuando accedió a someterse a la primera cirugía de este tipo, una reconstrucción del ligamento colateral cúbito usando un injerto del tendón palmar largo.
El 25 de septiembre de 1974, Jobe realizó la primera cirugía Tommy John.
Luego, vino la espera. Mientras él comenzó a recuperar el movimiento tras la cirugía, John notó que algo no estaba bien. Él estaba desarrollando una mano de garra, ya que su cuarto y quinto dedo comenzaron a doblarse hacia abajo y él experimentaba entumecimiento en esos dedos. Él también notó debilidad en su mano y no podía sostener la pelota con propiedad, para lanzarla.
Quizá la cirugía no funcionaría después de todo.
John no se rindió. Le describió lo que sentía al doctor Jobe, quien ya sospechaba que el nervio ulnar era el culpable. Fue aquí donde John ayudó a que Jobe descubriera el siguiente paso. John dijo que si él extendía su brazo hacia afuera, los síntomas cedían. Pero tan pronto como él flexionara su codo, esos síntomas empeoraban. Jobe reconoció que el nervio estaba restringido en ciertas posiciones. Y le explicó que tendría que intervenir el codo de nuevo para remover tejido cicatrizante alrededor del área del nervio.
Y fueron de vuelta para otra cirugía, esperando que fuera el obstáculo final. Jobe liberó el nervio del tejido cicatrizante adyacente y lo trasladó hacia una ubicación ligeramente más adelante, donde sería menos probable que fuera comprometido. Y funcionó. La sensación volvió a los dedos de John, al igual que la fuerza, y la garra desapareció. Ahora, si solamente él pudiera volver a la lomita.
John y el preparador físico de los Dodgers trabajaron diligentemente en un programa con un objetivo en mente. John comenzó a jugar a las atrapadas con la pelota; lanzó un poco cada día, hablando de forma regular con el doctor Jobe acerca de lo que él había intentado en la práctica, lo que sentía y si eso había sido fácil o difícil. Y Jobe le permitiría progresar basado en cómo se comportaban sus síntomas. Esto ultimadamente se convirtió en la base del programa de rehabilitación en la actualidad posterior a la cirugía Tommy John.
La prueba de fuego vino un año y un día después, cuando John subió a la lomita en un partido de Ligas Mayores. Aunque Jobe lo había visto lanzar durante el curso de la rehabilitación, esto era diferente. Pese a que él no estuvo nervioso en ninguna de las cirugías, Jobe dijo que él tenía el "síndrome de las manos sudorosas", mientras veía lanzar a John.
"No tenía idea si resistiría. Pensé que simplemente se tronaría", dijo.
Luego vino el primer lanzamiento. De entrada, la bola fue hacia donde se suponía. Y mejor aún, John no parecía tener ningún dolor. Con cada lanzamiento, Jobe pudo relajarse un poco más.
Parecía que la cirugía sí resistiría.
¡Y vaya que lo hizo! Durante 14 años tras someterse a la cirugía Tommy John, el lanzador nunca se perdió una apertura. John ganó más partidos tras la intervención (164) que antes de la misma (124). Cuando él se retiró, no fue por su codo. Sí, la cirugía había funcionado.

Un éxito enorme

El porcentaje de éxito de la cirugía ha sido tan consistentemente alto que un resultado excelente es esperado en lugar de ser anhelado.
El doctor Wiemi Douoguih, director médico de los Nacionales de Washington, tiene una perspectiva peculiar. Douoguih estudió bajo las órdenes del doctor Jobe y del doctor Lewis Yocum en KJOC y participó, junto con Yocum, en quizá el procedimiento Tommy John más escrutinizado en la historia. En 2010, los dos realizaron cirugía reconstructiva en el codo deStephen Strasburg. Cada segundo del proceso de Strasburg fue cuidadosamente monitoreado por la prensa, junto con un grupo de aficionados atento y expectante, que esperaba un resultado satisfactorio. Douoguih vio la experiencia como positiva.
"Es un legado a la brillantez del doctor Jobe que el procedimiento realmente no haya cambiado mucho y todavía sea exitoso", señaló Douoguih. "Y es un legado a su humildad el que él haya proyectado un porcentaje tan bajo de éxito".
Dependiendo del caso médico que se cite, el porcentaje de éxito para volver al campo al mismo nivel o mejor tras una cirugía Tommy John está entre el 80 y 90 por ciento. El tiempo promedio para volver a lanzar es aproximadamente cuatro meses, y el tiempo promedio para volver a la competición es de menos de un año. Considerando que Tommy John volvió a la competición un año y un día después de la cirugía, las proyecciones de tiempo se han mantenido considerablemente estables, y el porcentaje de éxito permanece notablemente alto.
Pese a algunas modificaciones que dependen de la cirugía, junto a uno que otro embellecimiento para mejorar el entrenamiento y acondicionamiento general, la infraestructura del programa de rehabilitación permanece en gran parte idéntica.
Quizá algo más sorprendente es que los atletas no solamente regresan a su antiguo nivel de juego, sino que incluso es mejor. En un estudio de pitchers de Ligas Menores realizado en 2012 por Stan Conte, vicepresidente de servicios médicos de los Dodgers, uno de cada siete reportó un historial de cirugía Tommy John. De esos que se habían sometido al procedimiento, 30 por ciento lo hizo a los 19 años o más jóvenes. Aunque a nadie le guste ver a los atletas jóvenes sucumbir a esta lesión, esos resultados ilustran que muchos atletas salen adelante y tienen un nivel más alto después de la cirugía.
ElAttrache dice que la habilidad quirúrgica magistral de Jobe para desarrollar un proceso sólido ha sobrevivido el paso del tiempo. "El tratamiento para esta lesión se ha convertido en algo tan predecible", dijo ElAttrache, "que un jugador que sale de la preparatoria puede romperse su ligamento y antes de que él lo repare todavía puede ser reclutado con la confianza de saber que si él se somete a la cirugía que Frank Jobe creó, hay una posibilidad excelente de que este jugador pueda no solamente volver a su deporte, sino ponerse en el camino para ser un gran pelotero".
Vale la pena señalar que tanto Jobe como John han hablado acerca del incremento de lesiones en el ligamento colateral cúbito en los atletas jóvenes. Durante el fin de semana del Salón de la Fama, ambos expresaron su preocupación acerca de que se juegue al béisbol todo el año.
Como dijo John, "Estos muchachos y sus padres quieren ser como los ligamayoristas. Entonces les pregunto, '¿Qué hace Justin Verlander en el receso de temporada? ¿Lanza todos los días?' Y la respuesta es obviamente 'No'. Por supuesto que no. Él descansa. Si uno de los mejores pitchers en la liga no lanza todos los días del año, entonces obviamente tú no necesitas lanzar todos los días del año. Es sentido común".
Jobe habló acerca del mito creciente de que someterse a la cirugía Tommy John haría de alguien un mejor pitcher. "Eso no es cierto", dijo Jobe. "A veces, el atleta pasa su tiempo de recuperación trabajando en su tronco, en su hombro, en cosas que necesitan ser corregidas. Y la actuación del atleta probablemente iba a la baja, incluyendo su velocidad, justo antes de lesionarse. Así que cuando él vuelve, está mejor. Probablemente, porque él ha estado en rehabilitación, no porque se sometió a una cirugía que le mejoró el rendimiento".

La siguiente frontera

¿Habrá otro Frank Jobe en la medicina deportiva? Probablemente no. La combinación mágica de médico y paciente, y la introducción de un procedimiento simple que cambiará radicalmente a un deporte sería difícil de reproducir. Ya no hablemos de la aceptación de un riesgo.
"Él le dio a alguien la posibilidad de 1 de cada 100 y tuvo las agallas para descubrir este procedimiento", dijo Douoguih. "Si yo le diera a alguien la posibilidad de 1 de cada 100, él saldría de inmediato de mi oficina".
Muchos creen que el futuro no radica en la cirugía, sino en terapias biológicas, un área de la medicina deportiva que se desarrolla rápidamente que podría evitar la necesidad de procedimientos más invasivos. Las terapias biológicas usan los propios elementos naturales del cuerpo para ayudar a que la lesión sane. Inyecciones de plasma rico en plaquetas (PRP) involucran el extraer la sangre del atleta y luego separarlo de forma centrífuga. Los componentes que contienen factores de crecimiento integrales para la cura son concentrados y luego re-inyectados en el lugar de la lesión.
La idea es que el proceso de cicatrización será mejorado usando la propia sangre y nada sintético. Los jugadores de béisbol reciben inyecciones de PRP incluso como pruebas iniciales de tratamiento antes de irse por el camino de la cirugía Tommy John. Los resultados, en el mejor de los casos, son limitados, pero aún es temprano. Células madres de varios tipos también están siendo evaluadas para su aplicación en la cura y regeneración de tejido, pero hay limitaciones respecto a su uso en este país debido a regulaciones federales.
Aunque la ciencia todavía es joven y hay debate entre los cuerpos médicos acerca de los parámetros ideales para tratamiento e incluso su eficiencia en general, el mundo de la medicina deportiva provee el escenario ideal para desarrollar estas técnicas. Después de todo, ¿en dónde son más grandes las demandas para un alivio mejorado, a un ritmo acelerado mientras al mismo tiempo se actúa a tope? ¿Y qué tal si eso se puede lograr sin el uso de drogas sintéticas? Esta, muchos consideran, es la próxima frontera en la medicina deportiva.

Valiente y humilde

Muchos de los colegas de Jobe reconocen la valentía que se requirió para aventurarse en territorio desconocido, intentar algo en un atleta muy visible sin forma de predecir el resultado. Lo mejor que él tenía era un atleta que creía que él podía y lograría- encontrar una forma de ayudarlo.
"Los dos se aventuraron juntos en lo desconocido", afirmó ElAttrache. "Tommy, con toda la confianza en Frank y Frank, siendo el gran cirujano que es, confiado en que podía usar ese tendón y hacer que funcionara".
Quizá más impresionante fue que Jobe no se inmutó por las complicaciones iniciales que tuvo John. Como señaló ElAttrache, otros se hubieran rendido, al no desear enfrentar de nuevo esos riesgos.
"Él hizo la operación que dejó a Tommy John con parálisis en el nervio, falta de sensibilidad y debilidad motora, y de lo cual tardó un tiempo en recuperarse, y Frank todavía tuvo la valentía de sus convicciones", dijo ElAttrache. "Él sabía que tenía algo entre manos y siguió para hacer que la cirugía fuera mejor en lugar de abandonarlo todo".
Frank Jobe y Tommy John
LUIS DIAZEl Dr. Frank Jobe (der.) y Tommy John, su primer paciente, revolucionaron el tratamiento de lesiones en el codo en lanzadores hace casi 40 años.
El hombre considerado como la estrella de rock de la medicina deportiva, el doctor James Andrews, solamente tiene los más altos elogios para Jobe. Andrews, cuyo nombre es asociado con muchos atletas de alto perfil, que es igual de reconocido por los aficionados al deporte que como cualquiera de sus pacientes, le da mérito a Jobe de ser su mentor en el mundo de la medicina deportiva, al igual que de muchos otros en todo el mundo.
"Su liderazgo ha sido instrumental no sólo en el desarrollo de la clínica Kerlan-Jobe y los médicos de béisbol en Estados Unidos", dijo Andrews, "pero también por expandir la medicina del béisbol a otros continentes, particularmente en Japón y Corea del Sur".
Mientras el respeto para las contribuciones de Jobe es universal, la admiración por Jobe, el hombre, es incluso mayor. Constantemente citado por sus colegas como un hombre brillante y humilde, Jobe continúa fungiendo como un modelo para otros en la medicina deportiva. Vean no más allá del propio nombre de la cirugía.
"Técnicamente, fue la reconstrucción del ligamento colateral cúbito, usando un injerto del tejido palmar largo", dijo Jobe, "pero eran muchas palabras para decir. Era más sencillo decir solamente 'Tommy John'. Dos nombres. Sonaba bien".
Hablando con Jobe, uno tiene la sensación de que él nunca hubiera considerado nombrar la cirugía como él. Jobe incluso describe la experiencia Tommy John de esa forma: "Yo hice un poco de cirugía, pero él (John) hizo todo el trabajo duro".
"Muéstrenme a una persona a quien no le importe quién recibe el mérito, y les mostraré a una persona que es muy exitosa", dijo Andrews. "Frank Jobe es la personificación de alguien que nunca ha pedido crédito por lo que ha hecho. Pero si algún profesional fuera de los círculos del béisbol que merece estar en el Salón de la Fama del Béisbol, ése es Frank Jobe".

El impacto continúa

Los aficionados al béisbol pueden estar agradecidos por la confluencia de eventos que unió a Jobe y a John. Hablando en la ceremonia de reconocimientos del Salón de la Fama, John agradeció a los Medias Blancas de Chicago por transferirlo, señalando que si él no hubiera sido un Dodger, él probablemente nunca hubiera conocido a Jobe y su carrera hubiera terminado probablemente cuando su ligamento se averió. Jobe le da mérito a John por ser el paciente perfecto para un procedimiento experimental, señalando que John aportó retroalimentación durante todo el proceso. John ayudó al preparador físico de los Dodgers, Bill Buhler, a conceptualizar qué tipo de herramientas necesitaría para rehabilitar su mano debilitada tras la cirugía y mantuvo informado a Jobe, con gran detalle, acerca de su progreso.
Por encima de todo, la confianza mutua entre doctor y paciente, algo muy valorado pero frecuentemente difícil para que se dé, permitió a John y a Jobe formar una sociedad que ultimadamente contribuyó al éxito del procedimiento. El modelo creado por Jobe, con John como su socio, se ha expendido exponencialmente desde entonces para tocar las vidas de numerosos jugadores de béisbol y aquellos que los tratan. Andrews llama a Jobe el principal motivador y desarrollador de la medicina deportiva y dice que la cirugía Tommy John es "el desarrollo más dramático en la historia de la medicina del béisbol".
El impacto real es mucho mayor. Los aficionados han podido observar por más tiempo a jugadores cuyo tiempo en el deporte hubiera sido dramáticamente reducido si no fuera por la cirugía Tommy John. John Smoltz por nueve años después de su cirugía. A.J. Burnetttodavía lanza 10 años después de su procedimiento. Adam Wainwright tiene la mejor temporada en su carrera, apenas dos años después de la cirugía.
¿Imaginan qué hubiera pasado si el joven fenómeno Stephen Strasburg, no hubiera tenido la cirugía Tommy John como una opción? Su carrera hubiera consistido en 12 juegos en Grandes Ligas. De hecho, Strasburg ya tiene una cantidad cuatro veces mayor de aperturas en Grandes Ligas desde que se sometió a la cirugía que las que tenía antes de la misma.
Hay una simple cosa para decirle al hombre que cambió para siempre el béisbol por ser lo suficientemente habilidoso para crear un procedimiento que transformó una lesión que acababa con carreras en un resultado que las prolonga, pero que es lo suficientemente humilde como para nombrarla como su paciente, y no como él.

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