Pete Rose aún no lo entiende. Pero por otro lado, yo tampoco.
El otro día, el 'Rey del Hit' le dijo a una estación radial de Pittsburgh: "Tengo el peor vicio. Debí haber elegido el alcohol. Debí de haber elegido las drogas o el golpear a mi mujer o novia, porque si uno hace una de esas tres cosas, uno recibe una segunda oportunidad. No les han dado a los jugadores compulsivos una segunda oportunidad en el mundo del béisbol".
AP Photo/Al BehrmanPete Rose sigue en las primeras filas de los debates del Salón de la Fama.
Él hizo la única cosa que podía poner en cuestionamiento todo respecto al deporte. Al apostar en partidos que podía manipular, se burló, no solo de la integridad del béisbol, sino también de las cosas grandiosas que había logrado en su carrera: 4,256 hits, 17 Juegos de Estrellas jugando en cinco posiciones y tres títulos de bateo. No solamente estableció récords, marcó el estándar del juego agresivo. Pudo haber sido el primer miembro del Salón de la Fama con unanimidad de votos.
A todos nos encantaba verlo competir. Pero todos debemos odiar lo que hizo cuando decidió que la Regla 21 (d) no le aplicaba, para luego rehusarse a confesar por 14 años. Como sus comentarios a The Fan en Pittsburgh indican, él aún no se responsabiliza de la gravedad de su crimen.
Esto es lo que no entiendo muy bien. ¿Por qué hay tanta gente que no ve el peligro de lo que hizo, o incluso lo que hizo Joe Jackson? ¿Por qué un viejo amigo mío tiene la patente de su auto que lee FREE 14 ("liberen a 14")? ¿Por qué a los miembros de mi liga de rotisserie les importa más que Pete esté en el Salón de la Fama de lo que a él mismo parece importarle? Si realmente le importara, no iría a Cooperstown cada fin de semana de inducción para dar lo que se podría llamar "una tarde de Salón de la Fama": firmar autógrafos en la tienda de memorabilia Safe at Home durante cuatro día a $60 dólares el autógrafo.
Él no es la víctima aquí. Lo somos nosotros.
Ahora las suspensiones por el escándalo de Biogénesis le han dado una nueva excusa, en la forma de otro crimen que golpea al juego limpio en la cara. Apenas pasa un día sin una cita de Rose o una entrevista o historia. Eso es en parte culpa de los medios, que quieren comparar el uso de PEDs al uso de un corredor de apuestas. Pero Pete sigue la corriente, mostrando un destello de remordimiento por lo que hizo, mientras señala con el dedo a los demás diciendo: Miren lo que han hecho.
Esas comparaciones solamente confunden la situación. Es como pedirle a la gente que elijan su veneno: ¿cianuro o estricnina? Uno realmente no quiere que los jugadores se acerquen a ninguno de ellos. Y, por cierto, Pete estuvo muy cerca de ambos, como lo ilustra esta historia del 2005 por Shaun Assael para ESPN The Magazine.
AP Photo/Mike GrollUn año después que Pete Rose se aparece en Cooperstown.
También hubiese sido diferente para él si hubiese cometido un verdadero acto de arrepentimiento. Rose tiene que hacer un poco más que gastar varias horas en la tarde en una tienda de memorabilia en Las Vegas, de todos los lugares, firmando disculpas sobre pelotas de béisbol para los clientes.
Tiene mucho más que ofrecer además de los autógrafos. Podría contar su historia aleccionadora en las escuelas y organizaciones. Podría pasarle su vasta base de datos de sabiduría del deporte a los jugadores jóvenes. Podría dejar de señalar con el dedo a otros pecadores del béisbol, y podría dejar de asistir a la fiesta anual en Cooperstown por respeto a todos los que trabajaron duro para llegar ahí.
Él también trabajó duro. Pero entonces echó por la borda todo su legado, ¿y para qué? No estoy seguro de que Pete lo sepa: dejó de ir a los grupos de apoyo para los adictos al juego después de asistir a unas pocas reuniones porque no se veía estando ahí.
Conozco los argumentos para su admisión al Salón de la Fama. Hay otros malhechores y villanos con placas. Sus contribuciones no pueden ser negadas. (Y no lo son- hay más de 20 piezas de memorabilia de Rose en el museo. Él solamente apostó por su equipo a que ganara. Es tiempo de perdonarlo.
Pero eso sería darle un pase al "Rey del Hit" que realmente no se merece. La mejor forma en que Pere Rose puede cambiar esa expulsión de por vida es el cambiar ese tipo de vida
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