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Momento de elegir algunos abridores.

Tom Glavine aparece por primera ocasión en la boleta y suena fuerte. AP Photo/Tom MihalekTom Glavine
Curt Schilling apareció en la boleta del Salón de la Fama por primera vez hace un año, con credenciales abrumadoramente sólidas para ser elegido: el ganador de 216 partidos se clasifica en el sitio 26 de todos los tiempos en WAR (victorias sobre reemplazo) para pitchers (décimo séptimo total más alto desde que comenzó la era de la pelota viva en 1920), y número 15 de todos los tiempos en ponches, incluyendo tres temporadas con 300 ponches; él tiene la mejor relación ponches-bases por bolas de cualquier lanzador en la historia (bueno, sin contar a alguien llamado Tommy bond, quien medía 5 pies 7 pulgadas, nació en Irlanda, y comenzó su carrera con los Brooklyn Atlantics en 1874), y tres campañas con 20 victorias; y él encabezó la liga dos veces en victorias, dos veces en innings lanzados, tres veces en aperturas, cuatro veces en juegos completos (sus 15 juegos completos en 1998 son el total más alto de las Mayores desde 1991), dos veces en ponches y cinco veces en relación ponches-bases por bolas. Schilling nunca ganó un Cy Young, pero finalizó segundo en la votación tres veces.
Por supuesto, Schillng fue uno de los más grandes pitchers en postemporada de la historia, con récord de 11-2 y efectividad de 2.23 en 19 aperturas. Su legado en octubre incluye el icónico Partido de la Calceta Ensangrentada (el sexto juego de la Serie de Campeonato de la Liga Americana 2004) contra los Yankees, una victoria en la Serie Mundial de ese año que ayudo a terminar con el largo sufrimiento de los aficionados de los Medias Rojas, además de su actuación dominante a lo largo de la postemporada 2001, donde permitió seis carreras en seis inicios, mientras los Diamondbacks ganaban la Serie Mundial. Él ayudó a los Medias Rojas a ganar otro título en 2007. Su efectividad de por vida de 3.46 en una era dominada por los bateadores le da un ERA ajustado idéntico al de Tom Seaver y Bob Gibson, y más alto que el de integrantes del Salón de la Fama como Jim Palmer, Juan Marichal y Bob Feller.
Schilling fue genial, él tiene las métricas avanzadas que gritan "Integrante del Salón de la Fama" y él fue una figura icónica del juego mientras era pelotero activo. ¿Qué más se necesita para ser elegido a Cooperstown?
Pero más del 60 por ciento de los votantes no tacharon al lado del nombre de Schilling en su boleta.
Y luego tenemos al pitcher que finalizó con el mismo ERA ajustado que Schilling. Sus mejores efectividades, todas en temporadas donde lanzó más de 210 innings, fueron 1.89, 2.38, 2.39, 2.58 y 2.69, todas cuando los totales ofensivos estaban explotando. La peor de esas campañas tuvo un ERA+ de 150. Desde 1920, solamente otros cinco abridores tuvieron cinco temporadas o más con al menos 200 innings y un ERA+ de 150 o más alto:Greg MadduxRoger Clemens, Lefty Grove, Randy Johnson y Roy Halladay. Este pitcher tuvo otra temporada donde se fue 18-9 con 3.00 de efectividad, y otra donde se fue 21-11, con 3.32 de efectividad, mientras encabezaba su liga en entradas lanzadas. Él ganó más de 200 partidos. Tuvo un juego de postemporada con 16 ponches. Su WAR de pitcheo en su carrera de 68.5 es superior al de Palmer, Carl Hubbell o Don Drysdale.
Kevin Brown recibió 12 votos en su primer año en la boleta, ni siquiera cercano al 5 por ciento requerido para permanecer en la boleta, y fue eliminado junto a Raul MondesiBobby Higginson y Lenny Harris. Gracias por tu buena carrera, pero tu caso no tiene ningún mérito. Vaya, Willie McGee recibió el doble de votos. Digo, Willie McGee fue un buen jugador, e incluso con una buena temporada que le dio el premio al JMV, pero tuvo aproximadamente la mitad de valor de su trayectoria comparada con la de Brown.
La Asociación de Periodistas de Béisbol (BBWAA) trata a los pitchers abridores como si estuvieran infectados con una plaga. Ellos han elegido a uno en los últimos 14 años: Bert Blyleven en 2011. Y Blyleven, pese a ganar 287 juegos y clasificarse 11 de todos los tiempos en WAR entre los pitchers, necesitó de 14 años para finalmente entrar. Mientras tanto, la BBWAA ha elegido a tres pitchers relevistas en esos 14 años; así que no es un partidismo en contra de los lanzadores; es un partidismo en contra de los pitchers abridores.
¿Qué ha pasado aquí? ¿Cómo es que ningún pitcher abridor que comenzó su carrera después de 1970 está en el Salón de la Fama? Dejando a un lado el caso de Clemens, quien ya hubiera sido electo de no ser por sus vínculos con los PEDs, hay varios problemas existentes.
1. La década de los años 80 fue un periodo infértil para pitchers que fuera opciones sólidas y obvias para el Salón de la Fama. La BBWAA ignoró el caso de candidatos en la orilla comoDavid Cone, Dave Stieb, Bret Saberhagen y Orel Hershiser, y en lugar de eso cobijaron a Jack Morris, un pitcher inferior que los otros cuatro, pero con más victorias de por vida.
2. Comparación con la generación previa de abridores. Incluyendo a Blyleven, hay 10 "pitchers de los 70" en el Salón de la Fama. Aquí están, enlistados por su año de elección, junto al periodo cumbre de 10 años de cada lanzador:
Bert Blyleven (2011): 1971-1980
Nolan Ryan (1999): 1972-1981
Don Sutton (1998): 1971-1980
Phil Niekro (1997): 1970-1979
Steve Carlton (1994): 1972-1981
Tom Seaver (1992): 1968-1977
Fergie Jenkins (1991): 1967-1976
Gaylord Perry (1991): 1967-1976
Jim Palmer (1990): 1969-1978
Catfish Hunter (1987): 1967-1976
Estos pitchers no son simplemente grandes lanzadores, pero productos de su generación. La parte final de los años 60 y la primera parte de los años 70 produjeron las temporadas con anotación más baja en Grandes Ligas desde la era de la pelota muerta. El equipo promedio en 1968 anotó 3.42 carreras por juego, el total más bajo desde 1908. Ese fue el año notorio para los lanzadores, pero 1972 tampoco vio mucha más ofensiva, con 3.69 carreras por juego. Este también fue el periodo donde los pitchers eran más exigidos de lo que habían sido durante décadas, realizando más aperturas y lanzando más innings. El periodo de 15 años entre 1963 y 1977 vio que en 62 ocasiones, un pitcher trabajó 300 innings. En las 15 campañas previas, eso ocurrió solamente 13 veces (seis por Robin Roberts); las siguientes 15 temporadas vieron que pasó únicamente tres veces, dos de ella con el nudillero Niekro.
Este periodo fue una época perfecta para fermentar carreras longevas, con muchas victorias. Más aperturas y más innings le daban a los lanzadores la oportunidad de acreditarse más victorias. No es coincidencia que las temporadas pico de los pitchers descritos anteriormente ocurrieron prácticamente en el mismo periodo de tiempo.
3. Hablando de victorias... los votantes del Salón de la Fama adoran las victorias de la misma forma como Yasiel Puig adora manejar a altas velocidades. Morris tiene 254, una gran razón por la que obtuvo el 67.7 por ciento del voto el año pasado, pese a tener una efectividad de por vida de 3.90. Schilling tiene 216 y Brown 211. La fijación con las victorias de por vida -y las 300 en particular-es el resultado de una generación única de pitchers; es un estándar al que los lanzadores previos no eran sometidos. Bob Gibson ganó 251 partidos, Juan Marichal 243, Whitey Ford 236, Don Drysdale 209 y Sandy Koufax 165. El enfoque era en todo el currículum, no solamente el total de victorias. Schilling no ganó 254 partidos, ya no hablemos de 300, pero él es un candidato superior al Salón de la Fama que Morris.
Comparemos a Tom Glavine con Mike Mussina, ambos que aparecen por primera vez en la boleta. Con 305 victorias, Glavine luce como un candidato más fuerte que Mussina, que ganó 270 partidos. Aquí está lo que escribió un votante, Dan Shaughnessy del diario Boston Globe:
Glavine y Maddux fueron ambos ganadores de 300 partidos. Esos son niveles mágicos& a menos que hayas hecho trampa.
El resto de la lista de jugadores que rechazo se basa con argumentos de béisbol. (Craig) Biggio obtuvo 68.2 por ciento de la votación el año pasado, pero no lo veo como alguien digno del Salón de la Fama (solamente un año con 200 hits). Lo mismo que Mussina y sus 270 victorias (él siempre lanzó para bueno equipos) y (Lee) Smith y sus 478 rescates (los salvamentos son sobrevalorados y a menudo algo artificial.
Ahí lo tienen. Glavine ganó 305 partidos, Mussina ganó 270, así que Glavine es la elección fácil. Además: me gusta el dato de que Mussina siempre lanzó para equipos buenos. ¿Acaso Glavine no lo hizo? ¿Desde cuándo es digno de demeritar el hecho de hayas lanzado para equipos buenos? Además, como Jason Collette señaló, "Mussina lanzó para Baltimore durante10 años y Baltimore tuvo récord perdedor en cinco de esos 10 años. Pero, Mussina tuvo un porcentaje de victorias de .65 y ganó 147 de sus 270 aperturas con los Orioles. Los Yankees nunca tuvieron marca perdedora cuando Mussina lanzó con ellos, y acumuló un promedio de victorias de .631 con ellos. El promedio de victoria de .645 con los Orioles empequeñeció el .510 que el equipo obtuvo como promedio de victorias en ese mismo periodo".
(También, Shaughnessy aparentemente vota por Morris, porque él ganó 254 juegos, que creo son menos que 270).
De todas formas, cuando examinan los números con más detalle, Glavine y Mussina se comparan favorablemente:
WAR de pitcheo 
Glavine: 74.0
Mussina: 82.7
ERA+ 
Glavine: 118 (3.54 efectividad de por vida en la Nacional, con una gran defensiva respaldándolo)
Mussina: 123 (3.68 efectividad de por vida en la Americana, usualmente con malas defensivas)
Temporadas con WAR de 5+ 
Glavine: 4
Mussina: 10
Postemporada 
Glavine: 14-16, 3.30 ERA, 1.27 WHIP
Mussina: 7-8, 3.42 ERA, 1.10 WHIP
El punto aquí no es demeritar a Glavine, sino que Mussina tiene casi los mismos méritos que Glavine -o el 95 por ciento, dándole créditos adicionales a Glavine por sus dos Cy Youngs. Glavine resistió un poco más y ganó 35 partidos adicionales; Mussina se retiró tras ganar 20. Eso no hace a Glavine un lanzador superior.
4. Electores tacaños. Hasta cierto punto, los votantes de la BBWAA se han puesto exigentes con todos los candidatos -no solamente los pitchers abridores y los usuarios de PEDs. Como escribió Joe Sheehan recientemente:
Consideren la historia reciente de la votación para el Salón. La cifra promedio de peloteros nombrados por boleta había declinado de forma constante hasta el año pasado. En 1966, cuando fue la primera ocasión que se votó en la era moderna de las elecciones de la BBWAA (o, sea, cuando no se han dado años en que la BBWAA haya realizado votaciones), había un promedio de 7.2 nombres incluidos por boleta. Diez años después, la cifra había subido a 7.6. Para el año 2000, un año que incluyó a dos peloteros electos y una boleta con otros cinco que eventualmente serían escogidos (además de Jack Morris, que todavía anda por aquí), la cifra bajó a 5.6. Hubo muchos más peloteros que nunca elegibles para el Salón, pero los votantes ya son más difíciles de impresionar. Eso sería el caso durante gran parte de este siglo:
2001: 6.3
2002: 6.0
2003: 6.6
2004: 6.6
2005: 5.6
2007: 6.6
2008: 5.4
2009: 5.4
2010: 5.7
2011: 6.0
2012: 5.1
2013: 6.6
Recuerden, esa tendencia a la baja ocurre pese a una cada vez más saturada boleta debido a la división de opiniones acerca de qué hacer con los candidatos vinculados con los PEDs. Ya que hay de 15 a 20 candidatos legítimos para el Salón de la Fama en la boleta este año, será interesante ver si esa promedio de 6.6 jugadores por boleta se incrementa.
5. Momento oportuno. El problema con los pitchers abridores será de alguna forma abatido en las próximas elecciones. Maddux ingresará este año, Glavine en este año o el siguiente. Randy Johnson, Pedro Martinez y John Smoltz se unirán a la boleta el próximo año. Johnson es algo seguro, y Martínez tiene a su favor un valor pico similar a Koufax, aunque con 219 victorias no es un candidato para entrar en su primer intento. Smoltz es similar a Schilling en muchas maneras, incluso en el total de victorias de por vida (213) y sus hazañas de postemporada, así que es muy probable que enfrente el mismo camino cuesta arriba.
Creo que la mayoría de los electores del Salón de la Fama tienen la misma meta: elegir a los mejores peloteros para el Salón de la Fama, o al menos a los mejores que ellos creen están limpios de PEDs. Ese problema todavía está atascado en el lodo, con el mismo Salón negándose a orientar a los electores. Pero elegir a Curt Schilling y Mike Mussina es simplemente un problema de entender su grandeza. Ellos están entre los mejores de la historia en el béisbol. Ellos merecen ser elegidos este año, junto a Maddux y Glavine.

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